5 faros argentinos con historias que debés conocer

Estos edificios vistosos e hipnotizadores, pintados a rayas, negros y blancos, blanco y rojo, o simplemente de gris, suelen vincularse íntimamente con el lugar donde se encuentran, transformándose en íconos turísticos o emblemas de orgullo.

El litoral argentino, de extensa línea costera y un sinfín de accidentes geográficos, impuso que la armada construyera faros que constantemente escudriñan el horizonte, enviando un haz de luz a los ansiosos marineros que buscaban ubicarse en la inmensidad del mar. Hoy con los sistemas satelitales y navegación GPS, los faros perdieron protagonismo, pero siguen allí atentos y listos a brindar asistencia para el poco probable caso de que falle la tecnología.

Estos edificios vistosos e hipnotizadores, pintados a rayas, negros y blancos, blanco y rojo, o simplemente de gris, suelen vincularse íntimamente con el lugar donde se encuentran, transformándose en íconos turísticos o emblemas de orgullo. Son primera plana de postales, remeras, llaveros, calcos o manteles.

Cada faro tiene características especiales, conforme a la geomorfología del lugar y, junto a ello, un bagaje de historias y mitos que los vuelven aún más atractivos, provocando el deseo de visitarlos en vacaciones y atesorar una fotografía junto a ellos.

De todos, elegimos 5 que, por sus historias, merecen ser destacados:

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1- Faro de Punta Mogotes – Mar del Plata

Este faro de 35 metros de alto ubicado en “La Feliz”, está pintado con franjas horizontales rojas y blancas y es uno de los más fotografiados. Se encuentra en el sur de Mar del Plata, dentro de un predio perteneciente a la Armada Argentina. Su luz puede divisarse a 50 km de distancia.

Es uno de los íconos de la ciudad, junto con el edificio del Hotel Provincial, La Rambla, El Puerto y los lobos marinos. Su ascenso está prohibido y solo se puede visitar el Espacio de la Memoria, siendo miles los turistas que hacen oír su desilusión de subir los 150 escalones hasta la linterna. Es una estructura de chapa y hierro que se encuentra emplazada en terrenos que pertenecieron a la familia Peralta Ramos.

Fue inaugurado en 1891 y funciona hasta el día de hoy, marcando una agresiva saliente de la silueta de la Provincia de Buenos Aires.  Desde 1934 también es “radiofaro”, emitiendo las letras PM en código Morse.

Todo turista que visite la ciudad debería conocer el Espacio de la Memoria que funciona en el predio como un ejercicio cívico. Allí funcionó un centro clandestino de detención durante la dictadura cívico militar de 1976. La marina, a través de la detención, tortura y desaparición de personas, cumplió un rol fundamental en el Terrorismo de Estado de esos años. Fotos, testimonios y pruebas de la represión forman este lugar para la reflexión y la memoria. Ubicación: Av. De los Trabajadores (predio de la ex ESIM).

Foto: Archivo 0223

2- Faro de Claromecó

A diferencia de su gemelo Faro Querandí, que se encuentra alejado de Villa Gesell y se requiere hacer varios kilómetros para visitarlo, el de Claromecó se encuentra mimetizado con la localidad. A pocas cuadras del centro, es una imagen permanente en el paisaje del lugar.

Tiene 54 metros de altura, pero por encontrarse sobre un gran médano, agiganta su presencia, llevando a 70 metros su altura focal. Está pintado de franjas horizontales negras y blancas y posee una escalera caracol impresionante en su interior con 278 escalones. No es un ascenso apto para quienes sufren de vértigo, ya que la sensación de encierro, la baja temperatura de su interior y el eco, colaboran con un ambiente digno de aventura.

En su base de 8 metros de diámetro hay un museo con un esqueleto de ballena y antiguas luminarias. Su parte superior tiene un balcón de 5 metros de diámetro, donde se encuentra la linterna que se ve a 48 km mar adentro.

Desde 2023 se autorizaron las visitas y el ascenso, con celosos guías y en número reducido de visitantes por turno. Este faro no le envidia nada a los famosos artistas, ya que cada verano es fotografiado por miles de turistas que se rinden a los pies de su majestuosidad.

Recientemente, este coloso cumplió 100 años de historia, motivo por el que se presentó un proyecto para declararlo Monumento Histórico Provincial, ya que desde allí un grupo de vecinos junto a un radio aficionado, logró interferir las comunicaciones inglesas durante la Guerra de Malvinas evitando o perjudicando los ataques a nuestros soldados. Ubicación: Av. del Sur y Av. Costanera, Barrio Villa Faro, Claromecó.

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Foto: Ramiro Stallone

3- Les Éclaireurs – Canal de Beagle

Este faro se encuentra íntimamente ligado a la libertad: su avistaje, durante muchos años, fue sinónimo de desesperanza para miles de presos que eran llevados a la Cárcel del Fin del Mundo en Ushuaia, Tierra del Fuego.

Fue inaugurado el 23 de Diciembre de 1920 y se encuentra ubicado en un islote de la Bahía de Ushuaia, en el Canal de Beagle, límite natural de Argentina y Chile. Desde sus 11 metros de altura se iluminó el acceso a la Ciudad mas austral del mundo. Actualmente es alimentado por paneles solares y no se permite el acceso al mismo por particulares.

Es un ícono de Ushuaia y se visita mediante acercamientos con catamaranes que parten del puerto. La recorrida incluye acercamiento a la isla de los lobos marinos, vista panorámica de la ciudad y visita a uno de los islotes que en su conjunto llevan el nombre de Capitán de Fragata Luis Fernando Marital.

Todavía se discute si este faro es realmente el que debe recibir como nombre “El faro del fin del mundo”, aunque las agencias de turismo y las autoridades locales fomentan este nombre por lo atrapante y su vínculo con Ushuaia.

El faro que posee todo el peso de la historia para alzarse con este titulo en discusión es el Faro de San Juan de Salvamento, que se encuentra en la Isla de los Estados. Este, fue la fuente de inspiración de Julio Verne para escribir la novela El faro del fin del mundo.

Foto: Ushuaia Info

4- Faro Recalada – Monte Hermoso

Este faro, que es el más alto de Argentina y el segundo de Sudamérica, tiene 74 metros de altura y se construyó en hierro pintado de blanco y rojo. Faro Recalada a Bahía Blanca es su nombre correcto, ubicándose en la Ciudad de Monte Hermoso, a 670 km de CABA.

Su visita se encuentra restringida, pero se asciende mediante una escalera caracol de 293 escalones que se encuentra en un tubo de 1,5 metros de diámetro. A las partes de este faro inaugurado el 1 de enero de 1906, las construyó la misma empresa que armó la Torre Eiffel.

Su ensamble fue dirigido por el Ingeniero Luiggi, el mismo que dirigió la construcción de Puerto Belgrano y, en sus comienzos, la luz se generaba por la combustión de gas de Kerosene. Luego se utilizó el acetileno, hasta que se modernizó con la llegada de la electricidad al lugar.

Por Ley Nro. 26650 se lo incorpora al sistema de Faros Centenarios, declarados Monumentos Históricos. Fue el primer faro argentino señalizado con el Emblema Azul en Octubre de 2014 dando cumplimiento a la Convención de la Haya de 1954 para la protección de Bienes Culturales en caso de Conflicto armado.

Foto: archivo La Nueva

5- Cabo San Felipe – Islas Malvinas

Este faro se encuentra en las argentinísimas Islas Malvinas, en el punto más oriental de la Isla Soledad.

El lugar de su ubicación en inglés es Cape Pembroke, un lugar muy cercano a Puerto Argentino y al viejo aeropuerto construido por nuestro país. Es un lugar solitario, digno de una película de misterio o suspenso, donde la naturaleza virgen, el mar y el viento son protagonistas.

El faro está pintado de negro y blanco y por su ubicación no requirió una gran altura, siendo que sus 18 metros de alto alcanzaron para marcar el lugar. Lo inauguraron en 1855 y lo reconstruyeron en 1906.

Actualmente solo es un lugar de turismo e historia y, junto a él, se encuentra una gran hélice, lugar destinado al recuerdo de las víctimas del Atlantic Conveior. A este buque transporte transformado en porta aviones lo hundió un misil exocet, que lanzó por la Armada Argentina en la Guerra de 1982.

Hubo muchos barcos que encallaron en sus cercanías, por lo que su funcionamiento era imperioso para el abastecimiento de Puerto Argentino. Por ello soportaban el gasto de miles de litros al año de aceite de canola, y luego de petróleo, para lograr la incandecencia de la lámpara o linterna.

En 1982, su cuidador fue quien avistó a las tropas argentinas que desembarcaron el 2 de abril, en la recuperación de las islas e interrupción de la usurpación británica. Las playas cercanas fueron minadas, ya que se creía que era un lugar propicio para el ataque inglés.

Las tierras donde se encuentra ubicado poseen una historia dolorosa para los argentinos, ya que la usurpación de los británicos en 1833, generó un permanente e inclaudicable reclamo de soberanía.

Foto: W Garage

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