Martín Karadagian nació en San Telmo el 30 de abril de 1922. Hijo de Hamparzun Karadayijan –inmigrante armenio– y de Paulina Fernández –inmigrante española–, se abrió paso en la vida a los golpes.
Desde chico se la rebuscaba para ganarse la moneda ayudando a su papá, que era carnicero en el Mercado Proveedores del Sur. En una entrevista con Página/12 Daniel Roncoli –periodista y autor de la biografía El Gran Martín– explicaba: “Martín hizo que los espectadores lo pusieran en la categoría de Clown, pero fue un extraordinario luchador con dos grandes virtudes: su físico macizo y su fortaleza física bien entrenada en el mercado de carnes, donde llevaba medias reses desde niño”.
De estatura baja, espalda ancha y pelo blanco, es recordado por ser un excéntrico y talentoso luchador de catch. Antes de dar su salto a la gloria con Titanes en el ring, en 1957 protagonizó Reencuentro con la Gloria. Allí, interpretaba a un luchador que vive atormentado por el recuerdo de un amigo a quien cree haber matado en el ring.
Años después, con ese mismo deporte, Martín Karadagian marcaría por completo la infancia de varias generaciones. Es, hasta el día de hoy, el héroe de los millones de argentinos que todos los domingos a la mañana se sentaban frente a la pantalla del televisor para mirar Titanes en el Ring.
El 12 de noviembre de 1961 se realizó, en una jornada inolvidable de Luna Park, una exhibición de lucha donde Karadagian peleó contra el Capitan Piluso, interpretado por Alberto Olmedo. A pesar de ser derrotado, ese show sirvió como precuela de uno de los espectáculos más recordados de la televisión argentina.
La primera emisión de Titanes en el Ring
El 3 de marzo de 1962 cambiaría por completo la historia del entretenimiento argentino. Por primera vez, la pantalla de Canal 9 emitía Titanes en el Ring, un show a medida de los vaivenes de la argentina que le permitía a los espectadores abstraerse por un rato de las crisis, las dictaduras y las coyunturas que atravesó nuestro país entre 1962 y 1988, período en el que el show estuvo al aire de la TV –pasó por Canal 9, Canal 11 y Canal 13–.
Lo que empezó como un programa de lucha para adultos los sábados a la noche, se fue transformando en un ciclo dedicado a los niños de la época. Así surgieron, con Karadagian y su impronta armenia a la cabeza, incontables ídolos juveniles.
La encargada de seguir con el legado de Martín es su hija Paulina Karadagian, que en una extensa charla con Radio W Garage relata: “Titanes en el Ring tiene una magia increíble, No eran solo dos luchadores peleando, estaba cuidado hasta el último detalle. Mirando para atrás, me emociona y sorprende como papá hizo todo solito y con los pocos medios que había en la época, sin teléfonos, internet y redes sociales”.
Los comienzos
Con un éxito rotundo del formato, la gente se agolpaba todos los fines de semana en el Luna Park para ver las piruetas y el espectáculo deportivo que después era imitado por los más chicos en los juegos de recreo y potrero.
Durante los primeros años, los personajes no eran sofisticados ni elaborados. La personalidad de cada luchador solo estaba marcada por sus músculos y habilidades arriba del ring, como el caso de Ruben el ancho Peucelle, José Luis el Español o Ararat.
Al poco tiempo, el evento deportivo tuvo que pulir detalles para poder transformarse en un show televisivo, donde los pasos de los luchadores arriba del ring contrarrestaban los tropezones de aburrimiento que tenían millones de niños y adolescentes. Para eso, Martín decidió sumar máscaras como la del Caballero Rojo, trajes como el de la Momia Blanca, coreografías como la del Pibe 10 y efectos sonoros como los del ingreso de Poseidón. Hubo grandes éxitos y otros que no funcionaron, como el luchador invisible que llegó en un momento de desgaste del show.
Todos querían parecerse a los Titanes. Cada luchador tenía su mística y, al existir tantos, ningun fanático se quedaba sin su alter ego.
La división entre el bien y el mal
Con picos de rating que llegaban a los 70 puntos –éxito rotundo para la época y número inimaginable para hoy–, el formato creado por Karadagian fue una de las primeras grietas en las mesas hogareñas. Los luchadores, en su mayoría creados por Martín, cautivaron a la gente, que se ubicaba de un lado o del otro: del lado de los buenos o de los malos.
Así, estaban quienes elegían ampararse en la justicia, la honestidad y el respeto con Pepino el Payaso, El Hombre Vegetal o Chicho de Catanzaro. Del otro lado, los malos: Diábolo, la Momia Negra o el referí William Boo, que flameaban la bandera de la trampa, el engaño y la rebeldía.
El éxito de Titanes en el Ring
“Martín era un adelantado a la época, cada día que pasa valoro mucho más su obra. Lo que hizo Martin no es ninguna pavada”, asegura Paulina Karadagian, hija del titán de los titanes, que muy emocionada
recuerda todos los hitos de su padre: “de chica nunca entendí lo que significaba para las millones de personas que miraban el programa. Recién cuando murió papá en 1991 entendí la realidad”.
Paulina, que se crió durante el auge total de Titanes en el Ring, etapa que coincidió con la publicación de la primera película del espectáculo deportivo en 1973, sigue relatando: “en el ámbito laboral, Martín era súper trabajador y organizado. Hoy se lo llamaría un Workalcoholic, era adicto a su trabajo”.
Además de la lucha de todos los domingos, los titanes lograron trascender del fenómeno televisivo en forma de películas, golosinas, juguetes, figuritas y otros productos de merchandising.
Aún hoy, muchos recuerdan lo complicado que era conseguir la figurita firmada del locutor Roberto Di Sarli. “Era imposible tenerla”, recuerda Paulina sobre “la figu difícil” que permitía completar el álbum que se cambiaba por una pelota de fútbol. Hoy, todos estos productos son melancólicos y costosos objetos de colección y culto.
El titán de la publicidad
“Mi papá fue de las primeras personas que implementó medidas de marketing sin haberlo estudiado nunca”, asegura Paulina. Es que, cuando el término PNT –publicidad no tradicional– aún no existía, Karadagián ya hacía gala de su ingenio para los negocios. A través de la personificación de empresas y productos en numerosos personajes, manejó a la perfección la publicidad indirecta, esa que te dice cómo y qué consumir.
STP –un piloto de automovilismo– era de los luchadores marketineros más conocidos. Vestido con casco amarillo y overol plateado, ingresaba al estudio en un auto fórmula 1 que, con la venta del locutor Roberto Di Sarli, promocionaba los productos de la empresa de lubricantes.
Otro brillante personaje de la publicidad en el ring fue Yolanka – reconocida marca de yogur de la época–, un extraterrestre de llamativo y grotesco disfraz que siempre descendía de una nave espacial: “Yolanka quedó en el colectivo popular de la gente –cuenta Paulina con orgullo– y solamente estuvo 3 meses en los 60 años de Titanes en el Ring. Eso demostraba lo importante que era mi papá y todo lo que generaba en los espectadores”.
Otros personajes como El Telepibe Trece –mascota de canal 13– o Dink .C , también formaban parte de este grupo selecto de luchadores que tenían una misión extra además de subirse al ring: influir desde el catch al público, técnica que 60 años después se aplica a través de Tik Tok, Twitter o Instagram mediante los Influencers.
Si bien Titanes era una usina de ingresos directos para la familia Karadagian, Martín siempre priorizó por sobre lo económico el mensaje que le llegaba a las generaciones que crecieron con cientos de héroes arriba del ring. “La filosofía del espectáculo –sigue relatando Paulina– fue y será que el deporte es lo mejor que le puede pasar a uno. Siempre se buscó sacar a los chicos de la calle para que hagan y vean diferentes actividades, que vayan buscando su lugar”.
“Men Sana in Corpore Sano”: un mix de lucha y cultura
En una extensa charla con Radio W Garage, donde no faltó la emoción y el recuerdo, la hija de Karadagian asegura que “en Titanes en el Ring se le daba mucha importancia a los personajes históricos, porque Martín se enamoraba de la historia y lo volvía loco poder compartir esas cosas con la gente”. Los chicos por encima de todo, esa era la impronta del campeón.
“Papá decía que Titanes en el Ring también era un programa de cultura y nadie le creía, pero al momento de descubrir un personaje histórico no se tranquilizaba hasta encontrar un luchador que encajara a la perfección con ese rol”. Así, los chicos –cansados de en la semana estudiar ecuaciones y levantar la mano para hablar o ir al baño– seguían aprendiendo, con la creatividad de karadagian mediante, incontables hitos de la historia: época romana con luchadores como Rómulo y Remo o Julio César, literatura con Quijote y D´artagnan o cultura oriental con Atila o Gengis Khan, El Gran Mongol.
“Titanes, con un poco de ayuda del mataburros –así le decía su papá al diccionario–, ayudaba a que los padres le enseñen historia a sus hijos”, concluye la encargada de seguir con el legado del luchador armenio, que a 100 años de su nacimiento se sienta en la mesa chica de los personajes destacados de la televisión argentina.
La llegada de la Momia Blanca a Buenos Aires
Uno de los sellos característicos de Martín Karadagian era el de armar historias que tornen reales a los luchadores y justifiquen cada una de sus participaciones en el evento. “Papá nunca me contaba las historias que armaba en relación a la trama del show porque quería ver cómo me impactaban a mí, que era parte del target de su público”, recuerda Paulina.
En 1982, se vivió uno de los momentos más destacados de la historia de Titanes en el Ring. Más de 8.000 personas se reunieron en el Puerto de Buenos Aires para recibir a la Momia Blanca, que dentro de un Sarcófago, llegaba desde Egipto para sumarse nuevamente al programa.
Pero la historia no terminó allí, ya que una célula de la mafia siciliana, formada por Long, Short y El Padrino, robó el cajón con su valioso contenido: “la llegada de la Momia –recuerda Paulina– fue un lunes y muchas personas faltaron al trabajo para recibirla en el Puerto. Solo Martín podía generar algo así en grandes y chicos”.
La Momia Blanca era el único personaje que le hacía competencia en popularidad al campeón del mundo. Con un lento andar, tenía mucha resistencia, que junto a fuertes golpes, le permitían salir siempre invicto de las batallas. Tenía un único punto débil en su espalda, aunque sus contrincantes nunca lograban alcanzarlo. “La momia, luchador sordo mudo, paladín de la justicia”, decía la canción con la que ingresaba al ring entre truenos y gritos –algunos eufóricos y otros de miedo– de los niños que presenciaban los combates en vivo.
Así era Martin, un émulo de Orson Wells que convencía a las masas sobre la veracidad de sus ingeniosas historias.
El ocaso del show
A comienzos de los 80, tras dos décadas generando furor en toda Latinoamérica, Titanes en el Ring comenzó a sufrir un desgaste propio del tiempo y del cambio generacional. Los gustos e intereses de los niños –ya adolescentes– y los adolescentes–ya adultos– evolucionaron. En esos años, Martín comenzó a tener problemas cardíacos y una diabetes que lo llevaría a la amputación de su pierna derecha. Tristemente, la modernidad lo encontró cansado y con una vorágine de cambios a los que no se pudo subir.
A pesar de eso, mientras reposaba y se recuperaba de la intervención quirúrgica, ya estaba imaginando su regreso al Ring con una pata de palo bajo el personaje de un pirata. Así era Martín, innovador y soñador. Nunca se daba por vencido.
En el final de su carrera, durante una jornada de Titanes estuvo de incógnito en el espectáculo, y luego de que el relator Di Sarli se de cuenta de su presencia, subió al ring para decir: “se quebró una rama pero el árbol sigue de pie, tiré el bastón porque teniendo a Titanes en el Ring no necesito ningún apoyo”
Al poco tiempo, el universo Titanes en el Ring quedó acéfalo tras la muerte de Martín, el 27 de agosto de 1991.
El gran regreso de Titanes en el Ring
A 60 años de la primera emisión de Titanes, Paulina, junto a Billy Jim, mantiene viva la obra y el legado de Martín. Con adaptaciones propias a la nueva época y con la implementación de mujeres arriba del ring, el show sigue cautivando a grandes y chicos.
“Nos ponemos mucho en los zapatos de Martin pero sin dejar de lado esta nueva generación. El paradigma cambió y, lamentablemente para los nostálgicos, hay cosas que hoy no tienen lugar”, relata Paulina, que asegura que Martín siempre buscó que las mujeres participen del show: “el programa de papá tenía de referí a la Señorita Julia, estaba la luchadora Gina y la viudita, que no luchaba pero que tenía un rol importante. Titanes cree en la igualdad y eso se traduce en todas las luchadoras que hay ahora”.
“Cada vez que estamos trabados en algo–sigue Paulina–, nos preguntamos qué hubiera hecho papá. En este show todos van a volver a ser chicos por un rato y se van a reir, emocionar y enojar”.
Nikka Bykov, primera campeona del Torneo Martin Karadagian
Titanes en el Ring edición Diamantes
“Alguien volverá para salvar una vieja rivalidad”, prometen desde la organización del evento. La cita con el recuerdo tendrá lugar el domingo 29 de mayo a las 18 horas en el ring de Sala Siranush.
Además de muchas sorpresas, esa tarde subirán al ring las leyendas Caballero Rojo, Momia Blanca, Momia Negra, Payaso El Pepino; el Campeón Masculino 2021, Vlad Ivanoff y la primera Campeona Intergénero Martín Karadagián 2021, Nikka Bykov. También lo harán luchadores de la nueva generación como Kodran, Bull Avak, Enigma 17, Roxy Rox, Katrina y muchos más.
“Es emocionante para mi rendirle homenaje a los que nos precedieron en el camino. En el último show, se me acercó un hombre a comentarme que vino a vernos con su hijo y su nieto. Que vengan 3 generaciones a disfrutar de Titanes es Fabuloso”.
¿Sabés qué es Titanes en el Ring?
— ☆☆ Paulina Karadagian ☆☆ (@PauKaradagian) May 10, 2022
Es lo que ves en la foto, pero también el mensaje de la señora. Chicos y grandes. Juntos. Disfrutando. pic.twitter.com/720V6oViJi
Las entradas para el domingo 29 de mayo ya se pueden adquirir ingresando a https://titanes.com.ar/
La invitación está hecha. Ni siquiera Robert Zemekis en Volver al Futuro tuvo la visión para proyectarse a generaciones futuras y seguir vigente 60 años después. A 100 años de su nacimiento, Martín ganó la inmortalidad y vivirá por siempre en la memoria de grandes y chicos.
SEGUÍ LEYENDO: Mario Barassi: “sabíamos que los Super Ratones eramos diferentes”
SEGUÍ LEYENDO: Graciela Alfano nos cuenta sobre “Los Irrompibles“
Un comentario