Un año antes de que los argentinos explotáramos de euforia por el Campeonato Mundial de Fútbol de México 1986, y en medio del nacimiento del Plan Austral y el juicio a las Juntas Militares, se produjo un suceso cultural que muy pocos recuerdan, y que a los amantes de la música les dejó sabor a poco.
Era tan rico y diverso el universo del Rock en Argentina, que los músicos se lanzaban como solistas al mismo tiempo que conformaban diferentes bandas en simultáneo. La demanda de este género musical, alentado por las recientes restricciones de 1982 a la difusión de música en idioma inglés impuesta por la Dictadura Cívico Militar durante la Guerra de Malvinas, generaba que cualquier proyecto ideado por una figura popular de entonces sea exitoso.
En 1985 un joven Andrés Calamaro, que ya estaba instalado en el estrellato del rock desde su participación en los Abuelos de la Nada, aglutinó a lo mejor de la movida nacional en un prometedor proyecto. La idea era armar una mega banda de rock que no deje afuera a ningún fan, sea por el nacimiento de esta súper conformación o por la admiración de algunos de sus integrantes.
El nacimiento de la Ray Milland Band
La idea de conformar un súper grupo no tuvo en realidad un horizonte comercial, sino un objetivo de distención y diversión para sus integrantes, una especie de club donde tocar, juntarse y divertirse junto a otros artistas que también estaban pasando por su mejor momento.
Así, este super equipo estaba formado por Calamaro , en los teclados un camuflado Charly García —aparecía con peluca y su rostro pintado de negro—, Pedro Aznar en congas , Gustavo Donés en bajos , Gringui Herrera en Guitarra, Pipo Cipolatti —Los Twist—, Miguel Zavaleta —Suéter—, Daniel Melingo —Los Abuelos, Los Twist— y Camilo Iezzi —Los Twist—. También estuvieron Hilda Lizarazu como voz femenina , Fabián Von Quintero en bajo y Pablo Guadalupe en batería.
Casi todas las estrellas del universo musical brillaron desde un escenario desprolijo y populoso, pero hipnótico y atrapante. El nombre de la banda es un homenaje a un actor galés llamado Ray Milland, que brilló en Hollywood incluso ganando un Premio Oscar por El hombre con rayos x en los ojos de 1963. Como una especie de juego o código interno, los integrantes subían al escenario vestidos con trajes y anteojos negros luciendo los típicos peinados de la época.
Actuación en el escenario más grande de la TV: Badía & Cía.
En los años 80, la TV argentina tenía un tanque arrollador, un programa histórico que dejó una profunda huella de calidad y nostalgia. Juan Alberto Badía creó y condujo el ciclo Badía & Cía, donde músicos y artistas se presentaban los días sábados. Por supuesto, no faltó la Ray Milland Band.
La única presentación se llevó a cabo en diciembre de 1986, donde tocaron solo dos temas: Himno óptico de Pipo Cipolatti y un tributo a Ray Milland, recientemente fallecido.
Un vacío dejará/ difícil de llenar/ se va Ray Milland/ como un ángel/ Todo el cielo cruzara/ Vincent Price lo recibirá/ Se fue Ray Milland/ Adiós, viejo Ray.
Del tema “Aquí esta la Ray Milland Band”.
El oculto Charly García
Charly García sin dudas era la figura máxima, pero se encargó de pasar desapercibido desde su lugar de los teclados vestido de blanco y con su rostro embetunado. Así, el público se mostró exultante y disfrutó al máximo de esos pocos minutos que conforman una importante página de la historia musical.
El material ha quedado guardado en baja calidad, pero nos permite entender el fenómeno que rompió con los egos artísticos y los celos personales por un efímero lapso.
Finalmente, cada artista continuó con sus proyectos personales, pero sumando a sus grandiosos currículos el haber pertenecido a la más grande selección argentina de rock de todos los tiempos: La Ray MIlland Band.
